Cooperación en tiempos de cuarentena: «Nos toca hacer malabares para hacer llegar la ayuda»

Cooperación en tiempos de cuarentena: «Nos toca hacer malabares para hacer llegar la ayuda»

Hablamos con Elena Botica y Matías Carballido, dos cooperantes de Semilla para el Cambio, a quienes la situación de pandemia les encontró trabajando en Varanasi. Elena, lejos de España, y Matías, lejos de Argentina, se enfrentan juntos a estos días de confinamiento. Trabajando desde casa y preocupados por las medidas que el gobierno de la India pueda adoptar hacia los extranjeros, siguen con tristeza los estragos que el virus está causando en sus respectivos países de origen. Nos cuentan cuáles son sus impresiones y cómo están viviendo esta situación en Varanasi, en la siguiente entrevista.

– ¿Cómo habéis vivido la «llegada» de la pandemia?
– Una vez saltaron oficialmente las alarmas, inmediatamente fuimos a la oficina de inmigración a informarnos. Fue toda una odisea. Ya se notaba un poco de xenofobia en la calle, nos subíamos a un rickshaw compartido, donde se  supone que pueden viajar cuatro personas, y los demás pasajeros, al vernos entrar, se tapaban la nariz y la boca y trataban de arrimarse a los rincones para no rozarnos.

Encontrar la oficina fue todo un milagro del dios Shiva. Mantra de por medio, logramos hallar la oficina y al llegar ya nos hicieron permanecer a varios metros de distancia para, como era de esperar, no responder a casi ninguna de nuestras preguntas. Al contarles que llevábamos mes y medio en India y que no podíamos ya de ninguna forma tener el virus, nos respondieron: los extranjeros se juntan con extranjeros. Ése es su razonamiento, que somos sospechosos porque podemos haber estado en contacto con extranjeros recién llegados. En resumidas cuentas, nos dijeron que podíamos ir extendiendo la visa mes a mes on-line, para no contagiar a nadie.

– ¿Qué labores estabais realizando en Semilla, cuando se decretó el confinamiento?
– En esos momentos estábamos elaborando los boletines para los padrinos, realizando las clases de capoeira, música y movimiento para los niños, traduciendo material y ayudando a introducir mejoras en el proyecto de micro-ahorro, además de acompañar a las visitas que llegaban. Entonces, el gobierno indio decretó que se cerraban las escuelas, se cancelaban todos los eventos públicos y se anulaban las visas a extranjeros.

Semilla para el Cambio - Colegio vacío por pandemia coronavirus

Hicimos una reunión con todo el personal de Semilla, para decidir si continuábamos o parábamos y se decidió cerrar temporalmente los centros por precaución y seguir trabajando desde casa. Así que hacemos lo que podemos, traducimos cartas de los niños para los boletines, preparamos material para el nuevo curso y hacemos reuniones por vídeollamada. Hablamos diariamente con María Bodelón y ella nos va guiando.

– ¿Cómo pensáis que va a afectar toda esta situación en las comunidades de los slums?
– Si el virus se extiende por India va a ser una catástrofe. El gobierno prohibió la venta de tabaco y de paan (hoja de betel), como medida preventiva, para evitar los escupitajos que son el pan nuestro de cada día en ciudades como Varanasi, creyendo que con eso evita el contagio. Pero difícilmente estas medidas serán suficientes para rebatir ciertos hábitos de higiene,tan arraigados en la sociedad india, que son muy propicios a la propagación del virus.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que en India la economía es, en su gran mayoría, informal. Sectores enteros de la sociedad no figuran en ninguna parte, no tienen documentos, ni huella digital, ni aparecen en ninguna estadística. Comunidades enteras y trabajadores golondrina, que duermen a la orilla del río y cuando éste sube, duermen refugiados en los portales, a pie calle.

Muchas de estas familias viven del jornal diario, del que no les sobra ni una rupia. Otros viven de mendigar  y de la comida que se les ofrece gratuitamente en los templos. Los miembros del slum de Sigra, con quienes trabaja Semilla, viven principalmente de recoger basura. Todo esto es imposible durante la cuarentena.

Antes, haciendo el balance entre lo que ganaban y lo que gastaban, les daba ya negativo. Y para completar el presupuesto diario para únicamente cubrir sus necesidades básicas, necesitaban endeudarse y caían en manos de usureros que les explotaban durante años. Ahora, con el confinamiento que no les permite salir a trabajar, a esas familias no les queda otra que seguir agravando su situación de endeudamiento para poder sobrevivir.

Semilla está tomando algunas medidas para ayudarles en ese sentido y estamos rogando que el gobierno no se olvide de esa gente.Para nuestro equipo es casi imposible llegar hasta el barrio de Sigra, tanto por la cuarentena, como por la policía, que corta las calles. Nos toca hacer malabares para hacer llegar la ayuda.

– ¿Cómo van los ánimos, hasta ahora?
– Nosotros en general estamos bien. Nos preocupaba un poco el abastecimiento de comida, pero, por suerte, estamos consiguiendo todo lo que nos hace falta y podemos hacer una vida más o menos normal, dentro de lo que cabe.

Somos músicos y estamos utilizando el tiempo para tocar, tenemos muchos libros e instrumentos en casa, no nos aburrimos. Además cocinamos un montón, hemos hecho un kilo de dulce de leche, tortilla de patata, buñuelos… Ahora después de ocho días ya hemos parado un poco porque tenemos miedo de que se nos acabe el gas.

Tenemos una terraza donde tomar el aire y ver un poco la calle. Un día nos aventuramos a salir a ver el Ganges, que está a 3 minutos de nuestra casa, pero los vecinos, que estaban todos en la calle, parece que llamaron a la policía.

En principio la idea es quedarse en India, aguantar la cuarentena y seguir con el proyecto, pero dependerá de cómo se desarrollen las cosas en el país y de cómo sea la política respecto a las visas y los extranjeros, cuando todo esto pase.

Estamos en contacto con nuestras familias tanto en España, como en Argentina y estamos viviendo con tristeza la situación tan desoladora por la que atraviesa España. Se vive con angustia estar lejos de nuestros seres queridos en tales momentos y no saber cómo se extenderá el virus por los diferentes países.