«Dedicar mi exposición de fotos a Semilla es la manera de que el círculo fluya y se cierre en Varanasi”

«Dedicar mi exposición de fotos a Semilla es la manera de que el círculo fluya y se cierre en Varanasi”

Carlos Losa es bombero de profesión, pero inició su andadura en el mundo de la fotografía hace ya seis años. Su formación comenzó de manera autodidacta, centrándose en la fotografía documental y de viajes. Un día, revisando sus fotos se dio cuenta de que rara era la imagen en la que no salía una persona, una cara. Su interés por el ser humano fue en aumento lo que le motivó para continuar su formación en la Universidad Miguel Hernández (Experto Fotografía aplicada) a través de la Escuela EFTI de Madrid. Este 8 de septiembre se inaugura el café-librería La Ciudad Invisible de Madrid (c/ Costanilla de los Ángeles, 7) la exposición fotográfica Miradas de Benarés+Sleeper Class, que estará hasta el 2 de octubre, y que destinará el 50% de las ventas de su obra a los proyectos que Semilla para el Cambio gestiona en India.

¿Cuándo decides viajar a India?

A India decido ir cuando se juntan una serie de circunstancias que me llevan hasta allí. Cuando empecé a estudiar fotografía me apasioné por El fotógrafo Caros Losa junto a una de las fotografias de su exposicionlos retratos, había estado en Nepal anteriormente y después de ver gente de la India pensé que era el lugar perfecto para encontrar esa gente para esos retratos. Y eso me hizo decidirme para viajar allí. Luego también tuve la influencia de Emilio Duró, un coach personal, que suele decir “que en tu vida hay que decidir lo que te gusta e ir a los sitios donde están las cosas que te gustan” y así me di cuenta que tenía que visitar India.

¿Cómo fue el proceso de trabajo para conseguir las fotos que se exponen en Miradas de Benarés+Sleeper Class?

Siempre había viajado y había hecho fotos y la razón principal era conocer el lugar y a sus gentes. En este caso, en los 15 días que pasé en India mi objetivo en el viaje era fotográfico. Así que con un equipaje lleno de herramientas de trabajo y con apenas ropa, de repente estaba en un hostel y tenía que salir a la calle a sacar fotos. Traté de evitar sacar las fotos típicas o fáciles. Además, no quería robarles un retrato, quería hablar con ellos, preguntarles, saber su vida y que posaran voluntariamente. A veces era difícil por la barrera del idioma, pero siempre había alguien dispuesto a traducirnos y conseguíamos hacernos entender. Ha sido mucho más enriquecedor para mi a nivel personal.

¿La parte de la exposición de ‘Slepper Class’ surgió durante el viaje?

Sí, en un viaje a Allahabad desde Varanasi, sin haber cogido ningún tren en India, empecé a ver la vida pasar y empezaron a pasar retratos por delante de mi. Y perdimos el tren. Nos quedamos fotografiando a la gente en los trenes, a esa primera hora de la mañana en la que están desperezando, y puedes pillarlos despistados, sin que se den cuenta que estás sacando fotos. Son instantes robados.

¿Cómo conociste a Semilla?

Primero se hicieron las fotos, pero después de enseñárselas a un tutor y a diversos amigos fotógrafos, pensé en exponerla y venderlas, pero no le veía sentido ni coherencia lucrarme yo después de haber estado allí con ellos y hacerles partícipes. Y a partir de ahí, decidí hacer algo y operar con una ONG que trabajara directamente. Es la manera de que el círculo fluya y se cierre en Varanasi. Empecé a mirar y aparecían grandes ONGs que trabajan en todo el mundo y después di con vosotros. La idea de que vuestros proyectos fueran todos en Varanasi y mis fotografías también hacía que llegara directamente a la ciudad donde todo empezó. Luego la coincidencia hizo que una amiga que ha estado viajando por el mundo, y en India tres o cuatro meses, también os había visitado y conocía vuestra labor y eso fue lo que me terminó de convencer y me reforzó la decisión.

Exposicion de fotografia de Carlos Losa

¿Con qué te quedas de la India?

Me quedo con su gente. En las comodidades a los que estamos acostumbrados nosotros a vivir no sé si podríamos soportar mucho tiempo como trabajan y viven ellos. Y allí no solo aguantan, sino que te cuidan, te sonríen, y nunca sientes la sensación de inseguridad. Mi sensación era lo mucho que tenía que aprender de ellos.