«Las niñas de nuestros proyectos se están dando cuenta de sus posibilidades y de que pueden hacer algo más que casarse»

«Las niñas de nuestros proyectos se están dando cuenta de sus posibilidades y de que pueden hacer algo más que casarse»

Con motivo del Día Internacional de la Niña, el pasado 11 de octubre, la directora de Semilla para el Cambio, María Bodelón, nos ha hablado de la difícil situación que viven las niñas de las comunidades más desfavorecidas de Varanasi, así como de las aspiraciones, sueños y motivaciones que, con el apoyo de los proyectos de la ONG, les están ayudando a cambiar su futuro.

¿Cuál es la situación de la niña en la India?

Históricamente ha habido una preferencia por los varones por una serie de factores: el varón continúa el apellido familiar, mientras que la mujer pasa a formar parte de la familia de su marido y tiene que aportar una dote para poder casarse.

Todo esto lleva a una situación en la que son menos deseadas que los varones, hay numerosos feticidios de niñas y se les cuida menos en la familia, lo que puede traducirse en una peor nutrición o en que, si están enfermas, no se les lleva al médico tanto como si es un niño.

¿Qué ha cambiado en los últimos años con respecto a esta situación en la India?

El gobierno está intentando llevar a cabo campañas de sensibilización; pusieron en marcha una campaña que se llama “beti bachao beti padhao” que significa “salva a tu niña y edúcala”. En esa línea tienen ciertas ayudas e intentan sensibilizar a la población, pero yo creo que no es suficiente y que hay que hacer mucho más.

Centrándonos en el trabajo de Semilla para el Cambio, ¿a qué problemas se enfrentan las niñas con las que trabaja la ONG en Varanasi?

Además de la situación de discriminación que sufren la niña y la mujer en la India, las niñas de nuestros proyectos tienen un problema añadido que es la pobreza y, en el caso de los slums (poblados chabolistas) la extensión de la práctica del matrimonio infantil.

Desde Semilla para el Cambio tratamos poco a poco de luchar contra esta costumbre, pero sigue siendo común que en los slums las niñas se casen y tengan hijos con 15 o 16 años, y eso obviamente es un problema de fondo que les cierra muchas posibilidades de futuro.

¿Concretamente qué proyectos está llevando a cabo Semilla para el Cambio para combatir el problema del matrimonio infantil?

En primer lugar intentamos sensibilizar a las familias a través de charlas y tutorías en las que les insistimos en que los matrimonios tienen que ser a partir de los 18 años. Una niña que se casa a los 15 años pierde unos años cruciales para su educación, aunque no vaya a continuar formándose, y tratamos de hacérselo entender a las familias. Además, para evitar que las niñas se casen y animarlas a seguir estudiando hemos decidido ofrecer una ayuda económica a aquellas que completen secundaria, que para ellas es todo un reto.

Por otro lado, gran parte de la pobreza en la que viven estas comunidades viene dada por la cantidad de hijos que tienen las familias, lo que termina afectando a los hijos mayores, que tienen que dejar de estudiar para ponerse a trabajar y contribuir a la economía familiar. En Semilla para el Cambio promovemos diversos programas de planificación familiar, con el objetivo de que las familias reduzcan el número de hijos que tienen, lo que aumenta exponencialmente su calidad de vida y le da la posibilidad a los hijos mayores de continuar estudiando.

Después de todos estos años trabajando con los slums y otras comunidades desfavorecidas de Varanasi, ¿cuáles son los principales cambios que notáis en las niñas de estas comunidades?

El simple hecho de que estén estudiando, y no trabajando o cocinando en sus casas, es un gran cambio. Se les está permitiendo a estas niñas y adolescentes tener una infancia. Además, están recibiendo una buena nutrición y una formación de muy buena calidad, y lo más importante, se están dando cuenta de sus posibilidades y de que existen otros objetivos en la vida que casarse y formar una familia.

Las niñas más mayores dicen: “veo que puedo tener sueños y que a lo mejor los puedo lograr”. Por primera vez empezamos a ver en estas niñas que van más allá del “voy a casarme y tener hijos a los 15 años”, por lo que sí que ha habido un progreso.

Al final, de lo que se trata es del empoderamiento de la mujer en una de las zonas del planeta en la que más se necesita…

Exacto. Para ellas ha sido una inspiración enorme ver a sus madres, que han aprendido a leer y a coser, y están trabajando en nuestros talleres. Tras estos logros les quedó muy claro que “las mujeres pueden hacer muchas cosas”, tal y como dicen ahora. Sin embargo, incluso para aquellas que decidan ser amas de casa y madres a los 18 años, está comprobado que una niña que ha recibido una educación va a tener menos hijos y los va a nutrir y a cuidar mucho mejor, y, entre otras cosas, concederá a su vez mayor valor a la educación.

Con esto quiero decir que Semilla para el Cambio tiene su objetivo puesto en el futuro, en una serie de factores que van a tener un impacto en las próximas generaciones. Empoderamiento de la mujer sí, pero no solo de la mujer actual si no de las nuevas generaciones de mujeres.