Una despedida cargada de recuerdos

El Ganges, cada vez con menos caudal, nos saluda cada mañana, en estos días sofocantes, con temperaturas máximas de más de 45 grados. Varanasi se ha empezado a vaciar de visitantes y con el comienzo del nuevo curso escolar, es el momento de nuestra despedida a Semilla para el Cambio: ¡Aún no somos muy conscientes de que es nuestro adiós a los niños y niñas de Dasashwamedh y Sigra y el equipo de Seed for Change Society! -la contraparte local que gestiona los proyectos en India-.

Aún parece que fue ayer cuando aterrizamos en India. Algunos por primera vez y otros repetían experiencia: Cristina, Laura, Pere, Carlos, Silvia, Manuel, Marta, Ángeles y yo hemos conformado el equipo de voluntarios/as ¡Y menudo equipo! De estos meses compartiendo experiencias han quedado grandes recuerdos, como el de María Bodelón, sobre la función anual de la escuela Learning Point en noviembre: “Se me cayó una lagrimilla cuando vi a nuestros niños actuar, y emocionada le susurré a Soma-coordinadora de Educación- al oído: ‘¿Te das cuenta de lo que hemos hecho?’ Fue muy emotivo estar en la butaca rodeada de los padres de nuestros niños -que si no fuese por Semilla no estarían estudiando-, cerca de los padres de otros estudiantes. Desde luego, la educación es una herramienta fundamental para la integración”.

Llegó la navidad y con ella el rodaje del vídeo de felicitación. La coreografía fue realizada por Ananda, la hija de Cristina, y Laura coordinó a las profesoras y a los niños y niñas de Dashaswamedh. Y para Cristina es un momento muy especial: “Los niños estaban muy contentos, ensayar la coreografía fue muy divertido con las profes y los niños ¡Aprenden tan rápido! El que Ananda pudiera participar de esto me encantó porque ella se sintió parte de la ONG ¡Y el resultado fue estupendo!”.

Comenzar el proyecto de Promoción de Salud supuso, para todos, un gran esfuerzo: Carlos, Marta y Laura se organizaron para recopilar el material informativo para la formación de la doctora y visitaron slums tras slums para conocer la línea base de la que partíamos para evaluar los progresos. Para Marta todo el trabajo realizado tuvo su recompensa: “Mi momento más especial fue el día que las mujeres de los slums, terminaron su formación como promotoras de salud y Deepmala, la coordinadora del proyecto, les dio su estipendio por la colaboración. Es muy reconfortante ver tu trabajo reflejado en la felicidad de los demás, y sobre todo en la felicidad de mujeres que tienen su oportunidad para ser las protagonistas de su propio desarrollo. Son de esas pequeñas cosas que hacen que todo tenga sentido”.  

Y si algo es India, sobre todo, es color. Este año los niños y niñas de Semilla celebraron juntos Holi, uno de los mayores festivales de la India. Ángeles nos lo cuenta como uno de sus momentos preferidos: “Si tuviera que elegir me quedo con la fiesta de Holi que hicimos en el cole de Dashashwamedh. Ese fue el punto de partida para mí. El contacto directo con los niños en un momento de diversión, la confianza con las profes en un ambiente relajado, los colores, las sonrisas, el sol, el agua. Fue muy especial. El típico momento que sabes que recordarás siempre. Y ahora lo recuerdo con nostalgia de quien sabe que lo va a echar de menos, pero con la felicidad de quien ha cumplido un sueño”.

“Desde luego, cada visita a los slums ha sido una toma de contacto increíble con la realidad de nuestros beneficiarios. Pero el más especial de todos fue el día que acompañé al fotógrafo Jordi Pizarro Torrell y pasamos un día entero allí, desde las cinco de la mañana hasta la puesta de sol. El cansancio acumulado por tantas horas de trabajo haciendo fotos se borraron de un plumazo cuando al final de la tarde todos los niños y niñas de la colonia F y yo nos pusimos a saltar agarrados de la mano. Cuando pienso en ese momento, aún puedo escucharles reírse”. Ese fue para mí, el mejor momento vivido en Semilla.

Varanasi, la ciudad

Una ciudad está hecha de su gente, de los momentos que uno ha vivido en ella. Y Varanasi, uno de los asentamientos más antiguos del mundo, es el lugar perfecto para experimentar que se siente escuchando el latido y la respiración de un lugar tan especial. Y cada uno de nosotros tenemos nuestro rincón. Para Cristina es el Ashram de Ananda Mayee, una santa Bengalí que vivió de 1892 a 1982: “Su ashram está lleno de paz y belleza, a orillas del Ganges. Es un sitio al que quisiera poder ir cada día”. A Marta la orilla del Ganges la transportan a otro mundo: “La profundidad que transmite un rio del que ha nacido una civilización milenaria, junto con los rituales que se desarrollan a sus orillas y todos los peregrinos que pasean a su alrededor para poder realizar sus poojas (ofrendas), es algo realmente impresionante y sin duda te transporta a un mundo mitológico que hace que no te quieras alejar de él”.

Para Ángeles es la torre semi hundida de un templo y un pozo que hay después del crematorio principal: “Recuerdo que lo visité mi primer día aquí, María me contó su leyenda y me quedé enamorada. Más tarde leí que el pozo que hay enfrente también tiene su historia. Dicen que un día la mujer de Shiva perdió allí un pendiente y que éste mandó excavar hasta que apareciese”. Para mí, es el laberinto de callejuelas a espaldas del crematorio principal y del barrio de Bengali Tola: “Cada rincón te reserva una sorpresa distinta a la vuelta de la esquina; desde una vaca a los vecinos haciendo la compra, el barbero en su tienda y los niños yendo al cole. Puede que hayas pasado mil veces por el mismo lugar pero siempre será distinto”.

A principios de julio, María se reincorporará a su actividad habitual en Varanasi, tras unos meses de sensibilización y eventos en España, como Bollymadrid 2013, y a partir de agosto empezarán a llegar los voluntarios/as del año que viene. No todos nos vamos: Cristina repite experiencia y se incorpora al equipo de Semilla tras las vacaciones. A los nuevos voluntarios/as les deseamos lo mejor y esperamos que vivan una experiencia tan gratificante como la nuestra.

Dicen que el verdadero viaje comienza cuando vuelves. Nosotras volvemos cargadas de momentos maravillosos, como estos y tantos otros que os hemos ido contado. Cuando piense en Varanasi, pensaré en mi hogar en la India ¡Hasta siempre, Semilla! ¡Hasta siempre, Varanasi!

 

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