Permanecer aisladas/os en nuestras casas se ha convertido en estas últimas semanas en un cortafuegos crucial para detener la curva de contagios del coronavirus. Junto a las medidas de higiene básicas, la autoprotección y la distancia social, más de 200 países de todo el mundo y sus millones de habitantes buscan protegerse así del avance de los contagios. Pero, ¿qué ocurre cuando lavarte las manos y poder mantener una distancia de seguridad es un privilegio?. ¿Cuándo quedarte en casa significa pasar horas hacinados?. Esta es la realidad de los slums, donde las infraviviendas y la falta de saneamiento complican -más si cabe- protegerse frente a la Covid-19.
Los slums son barrios de chabolas, construidas a base de cañas, lonas de plástico, suelo de adobe y de una o dos pequeñas estancias, en el mejor de los casos. En ellas, conviven, de media, entre 5 y 6 personas, y como os podéis imaginar, su distribución en asentamientos informales, situadas unas junto a otras, sin agua potable ni servicios mínimos de saneamiento, no facilita para nada la labor de contención del contagio del coronavirus.
No obstante, de momento no se ha registrado ningún contagio en los slums de Sigra donde trabaja la ONGD. No está siendo sencillo conseguir que así sea. Las familias lo están teniendo francamente difícil para mantenerse aisladas y protegidas en estos espacios, insuficientes e insalubres. Basta atender a la fisonomía característica de estos barrios, en los que una sola bomba de aguapuede llegar a abastecer hasta a 400 personas y las pocas letrinas que hay, sirven para una media de 100 personas cada una.
Cuando lavarse las manos es un privilegio
Mantener medidas se higiene y cuidados en los slums no es, por tanto, cuestión sencilla ni de voluntad, sino un hito complejo de realizar, como consecuencia del realismo urbano propio de las grandes ciudades del país y sus barrios chabolistas. En ellos se hacina una población empobrecida y sin recursos hídricos ni de saneamiento. Diana fácil, por tanto, para muchas enfermedades contagiosas. De hecho, según el Observatorio del Derecho Humano al Agua y al Saneamiento del Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación (Universidad Complutense de Madrid), más de 50 millones de personas sufren enfermedades en la India por el suministro de agua contaminada y unos dos millones de menores mueren cada año por este motivo.
Llevamos semanas escuchando cómo las autoridades sanitarias de medio mundo apelan a las medidas básicas que podemos llevar a cabo para protegernos del virus. Entre ellas, dos fundamentales: lavarnos las manos y mantener la distancia social. Pero, ¿y cuando ambas son un privilegio que no está a tu alcance?.
Medidas mínimas para un confinamiento imposible
Frente a esta realidad, sólo queda -a corto plazo- implementar medidas mínimas de higiene que aplaquen las circunstancias que hacen más vulnerables este tipo de barrios.
En los slums de Sigra, donde habitualmente trabajan nuestros equipos, cae ya el calor extremo característico del verano indio. Suben las temperaturas debajo de las lonas y a nadie se le puede recriminar que salga de casa a tomarse un respiro. Incluso, las medidas del gobierno local dan por hecho esta circunstancia, al marcar en el suelo las zonas, distanciadas entre sí, en las que la gente puede sentarse. ¿Cómo pedir a una familia de 6 miembros que vive bajo los plásticos y a 45 grados que se quede en casa?.
También el Ayuntamiento ha redoblado los esfuerzos en la recogida de basura. Este esfuerzo se nota incluso en los slums, donde solíamos encontrar amontonada basura, ya que ahí no aplicaba la gestión de residuos urbanos; también se nota en la limpieza de sus callejuelas irregulares, trazadas sobre el adobe y el polvo.
De momento, el confinamiento decretado por el gobierno indio está vigente hasta el próximo 3 de mayo. Entre las comunidades más empobrecidas se anhela el levantamiento de las restricciones a la movilidad; sin ella, no tienen qué comer, más allá de la ayuda externa.
Muchos y muchas ya temen que el número de víctimas a causa de la hambruna que puede derivarse de esta crisis pueda superar a las causadas por la Covid-10. Será necesario un proyecto de reconstrucción económica y social a medio y largo plazo que evalúe las necesidades de las familias y se centre en recuperar su actividad económica anterior a la pandemia, si no queremos que los peores pronósticos se hagan realidad.
Se duplican los contagios en Varanasi
Con las miras puestas en ese horizonte cercano, no podemos dejar de atender lo inmediato, que sigue siendo abastecer de comida a las comunidades que carecen de recursos económicos y, por tanto, de alimentos. Pero incluso esto se complica por días.
Con el aumento de contagios en Varanasi, que han pasado de 19 a 49 en sólo una semana, el 29 de abril el alcalde de la ciudad ha decidido decretar el toque de queda durante 6 días. Esto significa que nadie puede salir de casa, ni siquiera para comprar alimentos.
Este tipo de decisiones, tomadas sin previo aviso, ha pillado a muchas personas que viven con lo mínimo sin provisiones, y a las ong’s que las proveemos, por sorpresa. No obstante, esperamos seguir encontrando, como hemos hecho hasta ahora, la manera de seguir estando al lado de las comunidades más vulnerables.
Desde Varanasi queremos agradecer todas las muestras de cariño, preocupación y solidaridad que hemos recibido estas semanas. Gracias por estar ahí y ayudarnos a hacerlo posible.
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