Jyoti escribe en una pequeña pizarra algunas de las letras que su padre, barbero de profesión, le ha enseñado. Soma Chakraborty, una de las profesoras y coordinadora de Educación en el centro de Dashashwamedh, quiere saber cuál es su nivel educativo. Es la segunda entrevista que tiene con esta familia, después de que vinieran hasta nuestro centro de Dashaswamedh para pedir que matriculásemos a su hija en el programa de Semilla. Soma conoce a la perfección el procedimiento de selección de las familias con las que trabajamos en los proyectos educativos: es la persona que desde 2010 acompañaba a María, a los pocos meses de fundar la ONG en Varanasi, en la tarea de elegir a las familias que más ayuda necesitaban, tanto del barrio de Sigra como de la zona de Bengali Tola, donde está nuestro centro de Dashaswamedh.
Parece que todas las características de Jyoti, además de la escritura, encajan con el perfil de nuestros alumnos: Su casa es una habitación muy humilde donde la pequeña, de cinco años y medio, vive con sus padres y hermanos. La vivienda está en una zona cercana a los ghats en Benarés, en un terreno donde hay construidas algunas chabolas, que también dan cobijo a otros niños y niñas de nuestro programa, como el pequeño Rohit. Jyoti es la mayor de tres hermanos; le sigue Vikash de dos años y Manish, de año y medio.
Así que Jyoti será una de las niñas que en febrero se incorporará al programa de clases preparatorias de Semilla. Si tras unos meses de prueba, su asistencia y progreso son buenos, pasará más tarde a ser escolarizada, una vez reciba el apoyo de un padrino o una madrina.
“Al menos buscamos que el padre tenga un trabajo: puede que sea conductor de un rickshaw o que sea barquero y que se dedique a ello sólo unas horas, pero al menos sabemos que podemos confiar en él y que es una familia seria”, asegura la coordinadora de Educación. La elección de las familias es una gran responsabilidad pero gracias a que “el boca-oreja” funciona, los proyectos crecen y es, en parte, por la buena reputación de la organización entre la comunidad: “Muchas veces son ellos los que nos vienen a buscar porque alguno de sus vecinos ya nos conocen y quieren que también los ayudemos”, explica Soma.
Una vez que el equipo de Semilla evalúa a la familia, se les confirma si reúnen las características para formar parte del programa educativo y si es así, son los padres los que se acercan hasta el centro de Dashaswamedh para rellenar el formulario con todos los detalles de su situación: nivel de estudios, trabajo, número de miembros en la familia, dirección, fotografía de la familia y documentos de identificación. “Confían en nosotros. Si no lo hicieran no mandarían a sus hijos a nuestras clases, para ellos al principio somos unos desconocidos”, explica Soma tras recoger todos los datos de la familia de Jyoti. Y la sensación de que estás plantando una semilla es inmediata: “Enseñad a mi hija, por favor” se despide Manoj Sharma, su madre, con una amplia sonrisa. ¡Bienvenida a Semilla para el Cambio, Jyoti!