Salir del slum, el derecho a la ciudad: Laltusi, media vida después

Salir del slum, el derecho a la ciudad: Laltusi, media vida después

Dignificar la vida dentro de los slums es el primer paso de un proceso costoso. Romper el círculo de la pobreza precisa de un cambio estructural en la vida de quienes habitan estos barrios empobrecidos de Varanasi. Se precisan cambios a nivel de economía, salud y educación, y una intervención socio-comunitaria que empodere a estas comunidades. Parece difícil, pero salir del slum y ejercer el derecho a la ciudad es posible, y esta historia da muestra de ello.

Seguro que muchas y muchos de vosotros os acordaréis de Laltusi. Ella es una de las veteranas del proyecto de mujer de Semilla para el Cambio y actual cocinera de la organización. Su historia arranca, como la de prácticamente casi todas las familias de los slums de Varanasi, de la migración del campo a la ciudad en busca de trabajo.

Desde que Laltusi saliera de su aldea natal, en Bengala Occidental, y llegara a Varanasi, siendo apenas una niña, ha pasado media vida. Y es hoy, con 45 años, que ha conseguido salir del slum junto a su familia.

Muy emocionada, nos contaba María Bodelón que Laltusi ha alquilado una habitación en la ciudad, con un dormitorio y un porche, en el que ha  montado una pequeña cocina. «Hay también una bomba de agua y una letrina», sigue explicándonos María quien, tras una década trabajando en los slums, sabe el salto cualitativo que todo esto supone para cualquier familia. Y es que la mayor parte de la población en India, sobre todo aquella que acusa una precariedad habitacional como la que se vive en los slums de todo el país, se enfrenta a importantes problemas de salud, como enfermedades diarreicas, directamente relacionadas a un acceso no adecuado al agua potable o la falta de letrinas, propio de estos barrios empobrecidos.

Sums de Varanasi - Semilla para el Cambio.
La vida en los slums de Varanasi. Foto: Antonio Pampliega

Pero salir de los slums no solo significa salir de esa precariedad, de la falta de higiene y de la insalubridad. Sino también de una convivencia compleja, del hacinamiento y de la inseguridad, en todos sus sentidos. «Por eso, aunque el alquiler le cuesta más del triple de lo que le suponía vivir en el slum«, explica María Bodelón, «Laltusi ha dado este paso, necesario para romper con el círculo de la pobreza que impera en estos barrios empobrecidos».

En este sentido, es importante destacar el papel que ha jugado el hecho de que Laltusi tenga un empleo. El acceso a la formación, al trabajo y, por tanto, al ahorro es fundamental para las mujeres, cada vez más importantes en su rol de proveedoras de la economía familiar. En esa línea trabaja el programa de Mujer de Semilla para el Cambio: potenciando su autonomía, su independencia económica y su influencia en la familia y en la comunidad. «Así lo hemos hecho junto a Laltusi y otras 130 mujeres en estos 10 años de trabajo en los slums. Poco a poco, las transformaciones se van viendo», concluye María.

Laltusi es, sin duda, un ejemplo para la comunidad. En una década como beneficiaria de la organización, Laltusi empezó en 2011 como cocinera de la organización y se ha formado en los talleres Marina Silk. Ha sido una de las primeras beneficiarias del Programa de Mujer, donde aprendió a leer y a coser. «Creo que su evolución puede ser una motivación para otras mujeres y familias. El proceso de ruptura del círculo de la pobreza es a medio-largo plazo, pero acaba dando resultado», concluye María.

Laltusi en su nueva casa - Semilla para el Cambio
Laltusi cocinando en su nueva casa, fuera del slum donde vivía.

Laltusi, su marido, su hijo Rabiul, de 17 años, y su nieta Chadni, empiezan ahora una nueva vida, ejerciendo un nuevo derecho, el derecho a la ciudad, como diría Henri Lefebvre, que les permitirá acceder a los servicios mínimos para su desarrollo, dejando atrás todo lo que -a distintos niveles- significa vivir en un slum.

El hecho de poder acceder a una vivienda digna es un paso muy importante porque es un síntoma de la transformación que, en el caso de Laltusi y su familia es, además, intergeneracional y tiene un impacto en las rígidas estructuras de la sociedad india. «Laltusi es mujer, musulmana, de casta baja, pero sabe leer, tiene un trabajo digno, lleva el dinero a casa y, además, ahorra. Su hijo y su nieta estudian. Y pese a que todo indicaba que nacerían, vivirían y morirían en el slum hoy han cambiado el relato de la historia», explica María Bodelón. «A través de la educación, el trabajo digno y el empoderamiento, los colectivos más vulnerables conquistan sus derechos, y desde Semilla acompañamos este proceso con nuestros programas. Es un honor poder hacerlo», concluye María.