“Con mi trabajo de promotora de salud siento que recibo mucho respecto. Es algo que no conocía”

“Con mi trabajo de promotora de salud siento que recibo mucho respecto. Es algo que no conocía”

Leela nació en el oeste de Bengala y vivió su primera infancia con su abuela, ya que sus padres se habían separado y casado con otras personas. Y a los siete años empezó a trabajar como empleada doméstica en una casa a la que se trasladó a vivir durante años. Allí la encontró a los 14 años su padre, que le pidió que la acompañara a Varanasi a visitarlo un tiempo.

Pero lo que iba a ser una simple visita se convirtió en un matrimonio concertado con un hombre de veinticinco años ya casado. “Mi nuevo marido le pidió el divorcio a su primera mujer y me dijo que si algún día yo lo deseaba también me lo daría a mí”, recuerda Leela.

Tras el matrimonio, su esposo comenzó a sobrevivir recogiendo material de reciclaje de la basura y ella empezó a trabajar en una tienda de telas para ayudar al sustento de la familia. Y con dieciséis años tuvo al primero de sus ocho hijos.

“Con el tiempo, mi marido comenzó a trabajar como conductor de rickshaw, pero enfermó y un grave problema en una pierna le obligó a dejar de trabajar. Entonces yo empecé a trabajar como pescadora”, nos cuenta. Y en una de las visitas de María Bodelón a los slums, conoció la existencia de Semilla para el Cambio. “Enseguida le pedí que mis hijos ingresaran en el proyecto educativo y poco después, yo misma empecé a estudiar. Primero alfabetización y después, corte y confección”.

Ayudando a otras mujeres

La vida de Leela ha sido muy dura y por el camino perdió a dos de sus ocho hijos. Esto le motivó también a formarse para trabajar como promotora de salud y ayudar así a otras embarazadas de los slums y a otras personas enfermas. Ahora es una de las siete mujeres que trabajan en los slums concienciando a sus vecinas y vecinos sobre aspectos vitales de salud comunitaria como hábitos de higiene básicos, seguimiento del embarazo, partos supervisados, planificación familiar o vacunación. Así, Leela se ha convertido en referente en temas de salud entre la comunidad y acompaña a los pacientes a los diferentes centros sanitarios y a las consultas con el médico de la ONG.  “Estoy muy feliz trabajando aquí porque puede aprender muchas cosas nuevas y puedo ayudar a otras mujeres —dice—. Siento que recibo mucho respeto por parte de otras personas y, sentirse respetada, es una sensación que no conocía”

Ahora, el marido de Leela tiene una relación con otra mujer y quiere casarse con ella, una costumbre permitida entre los musulmanes. Esa nueva mujer vive en su mismo slum, una situación que incomoda mucho a Leela tras veinticinco años de matrimonio y ocho hijos en común, pero su marido le niega la opción a divorcio que le prometió al casarse.

Por eso, según asegura Leela, el tiempo que pasa en Semilla para el Cambio es un descanso y un espacio para desconectar de su vida y de sus problemas.

Otras mujeres como Leela necesitan tu apoyo para cambiar sus vidas. Asóciate a “Con M de Mujer” y avanza con ellas.