Una semilla contra el trabajo infantil en India

Una semilla contra el trabajo infantil en India

Semilla participó ayer en las «Xornadas Países empobrecedores e empobrecidos» organizadas por la asociación de alumnado Meiga en la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela. Allí, el coordinador de voluntariado, Manuel Blanco, abordó uno de los temas con los que la ONG trabaja en India: la explotación infantil.

«Si bien el número de niños de edades comprendidas entre los 5 y los 17 años que trabajan ha disminuido de 246 millones en 2000 a 168 millones en 2012, el trabajo infantil sigue siendo un problema grave. Todavía se estima que hay 85 millones de niños y niñas en el mundo que trabajan y la mitad  llevan a cabo trabajos peligrosos», explicó Manuel. También advirtió que una de las cuestiones ligadas a esta problemática es que no existe un acuerdo mundial sobre hasta que edad se extiende la infancia y sobre qué se considera trabajo: «de acuerdo con la Convención de los Derechos del Niño/a de las Naciones Unidas , de 1989, es niño/a cualquier ser humano menor de 18 años, salvo que la Ley bajo la que esta persona está considere la mayoría de edad por debajo de los 18 años. Esta definición permite a los diferentes paises determinar a su propio criterio quién y quién no es un niño/a y, por ejemplo, en India se considera niño/a a todas las personas por debajo de los 14 años».

La definición de lo que se considera o no trabajo, por otra parte, también es difusa. «—De acuerdo con Unicef, a un/a niño/a se le considera dentro del trabajo infantil si tiene entre 5 y 11 años y trabaja 1 hora de trabajo remunerado a la semana o 28 horas semanales de trabajo doméstico. Y para los niños/as de entre 12 y 14 años, si trabajan 14 horas remuneradas o 42 horas de trabajo doméstico a la semana», explicó. Pero en India, el Parlamento aprobó en 2016 una enmienda a la ley de 1986 que regula el trabajo infantil, que ha reducido el número de actividades consideradas peligrosas (en las que supuestamente no pueden trabajar los niños y niñas menores de 14 años) y que además permite el trabajo dentro de la familia o de los ámbitos familiares. «Esto, en India, donde el concepto de la familia es mucho más amplio, es casi como decir que cualquier niño/a puede trabajar», apuntó Manuel Blanco.

Causas y consecuencias del trabajo infantil

También hizo un repaso de las principales causas que están detrás del trabajo infantil: la pobreza (qué es la principal causa), el atraso sociocultural generacional y el analfabetismo de los padres, la falta de recursos y de infraestructuras educativas, la enfermedad, la discapacidad y las adiciones o el escaso cumplimiento de las leyes. 

—»La actividad laboral a temprana edad incide negativamente en el desarrollo físico, psíquico, educativo y social de los niños y niñas, así como el desarrollo de la comunidad en su conjunto. —Esto compromete las posibilidades de su desarrollo presente y futuro, a la vez que reproduce el círculo vicioso de la pobreza—advirtió— . Igualmente, favorece el acoso y el abuso infantil: de acuerdo con un estudio del Gobierno indio llevado a cado en 2007, el 20% de los/as nilos/as trabajadores se han tenido que enfrentar al abuso sexual, especialmente las niñas menores de 15 años».

Para combatir esta realidad, Manuel enumeró una serie de acciones que se pueden y deben llevar a cabo, como reducir la pobreza, invertir en educación para todos los sectores de la población, mejorar y ampliar las infrestructuras educativas así como la formación de los docentes, mejorar la empleabilidad y las condiciones del trabajo para adultos y favorecer la concienciación y el cambio de mentalidad en muchos actores de la sociedad sobre el trabajo infantil, tradiciones y supersticiones, así como castigar penalmente el incumplimiento de las leyes.

Por otra parte, animó a los asistentes a demandar públicamente las situaciones de trabajo infantil que conozcan y a no favorecer la mendicidad de niños y niñas en los países empobrecidos. «Si viajáis a un país como India es mejor que donéis dinero a alguna organización que esté trabajando sobre el terreno y no que deis limosna a un niño o niña que pide por la calle, ya que esto solo contribuye a que siga saliendo a pedir y a que sus padres lo vean como una fuente de ingresos», explicó.

Desde que Semilla para el Cambio empezó a trabajar con los colectivos desfavorecidos de Varanasi, el número de niños y niñas trabajadores en los slums de Sigra ha descendido desde el 78% en 2010 al 40% en 2018. Un avance en el que la ONG sigue trabajando día a día.