«Muchas veces la gente tiene ganas de ayudar pero les cuesta un poco dar el primer paso»

Jordi con su ahijado en Varanasi

Jordi Losmozos se preparaba para desayunar cuando Vanessa Escuer se coló en su casa. El programa de Acción Directa en el que Semilla participó estaba emitiéndose en ese momento en La 2 y Vanessa le contó una historia que le conmocionó, la historia de Semilla para el Cambio. «En ese mismo momento decidí apadrinar a uno de los niños», afirma todavía emocionado.

De Ripoll, Girona. A sus 30 años llevaba un tiempo dándole vueltas buscando la manera de poder colaborar con una ONG. Tenía claro que quería que fuese una pequeña, y que no estuviera vinculada a ningún partido ni confesión. Que fuera muy transparente y le dejase conocer de cerca su trabajo. «Todo eso lo he encontrado en Semilla para el Cambio», afirma. «Este verano pude ir a conocer su labor y ver el brillante trabajo que llevan a cabo en Varanasi. Pude conocer al niño al que tengo apadrinado y fue muy gratificante ver el gran trabajo que hacen con tu pequeña aportación», nos cuenta Losmozos.

«Desde que vi las ganas con las que trabajan y viven el día a día, no dudo en hablarle de Semilla a quien me quiera escuchar», afirma convencido. «Para una ONG de pequeñas dimensiones como ésta, el boca a boca es el mejor marketing que puede tener, además, muchas veces la gente tiene ganas de ayudar pero les cuesta dar el primer paso» dice. De hecho, gracias a Jordi, otras personas han apadrinado. Desde que volvió de India, Jordi no ha perdido ocasión para dar a conocer el trabajo de Semilla. En la pasada edición de la media-maratón de Ripoll, lució una camiseta con el logo de Semilla para el Cambio. «La base de confianza que me transmite el trabajo que hacen en Varanasi hace que me vuelque en cualquier actividad donde pueda dar algo de visibilidad», manifiesta. «Que no traten a los niños como un número, si no que detrás de cada uno hay una historia, una familia y un futuro que mejorar. Y esto Semilla lo tiene en cuenta, por eso me gusta hacer este tipo de colaboraciones».

Este ingeniero apasionado de la montaña, «sin la que no podría vivir» se quedó impactado con la vida de algunos niños de los programas de Semilla. «Es un trabajo importantísimo el que llevan a cabo para el buen desarrollo de una sociedad. Con la educación ya van relacionados principios básicos de comportamiento, higiene personal, cultura… además, se añade que se les facilita una alimentación óptima para su crecimiento», comenta. «Estoy muy satisfecho con colaborar», comenta, «fue genial poder vivir todo en primera persona. Vale mucho la pena y animo a toda la gente que quiere ayudar pero no sabe como a que se informe y tome parte por ONGs como Semilla para el Cambio».